¿Quiénes somos?

AFECO

Asociación de familiares de ejecutados en el cementerio de Ocaña

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AFECO

AFECO como asociación legalmente constituida viene funcionando desde finales de los 90, aunque en realidad podríamos decir que desde que se produjeron los primeros fusilamientos de presos políticos en la cárcel de la localidad Ocañense o hubo muertes por malos tratos, la asociación comenzó a gestarse, cuando las familias acudían al cementerio al llevar flores y a visitar las fosas comunes en las que iban arrojando los cuerpos de los presos asesinados (no hacemos distinciones entre fusilados o muertos dentro de la cárcel).

Testigos oculares, de los que lamentablemente quedan ya pocos, nos han hecho saber que los presos eran sacados del penal, lo que coloquial se conocía como “sacas de presos”, y antes de esto, en la propia cárcel se producían otra clase de actos, que acentuaban el sufrimiento extremo al que eran sometidas estas personas, eran conducidos a los aledaños del cementerio municipal, a las afueras del pueblo y allí, en un paraje denominado “Hoyo Gallina”, ejecutados, siempre o casi siempre en grupo, el número variaba y las épocas de las ejecuciones también, porque nosotros hemos averiguado que en invierno, el frio les ahorraba munición, ya se encargaba la climatología adversa, aliada con las durísimas condiciones de la cárcel de que los presos muriesen de pulmonías, etc…
El paraje denominado “Hoyo Gallina” se encuentra separado del cementerio por un estrecho camino, lo cual permitía a los verdugos, una vez llevados a cabo los fusilamientos cargar los cuerpos en carretillas y por una puerta auxiliar abierta en la misma tapia, arrojar estos primero a una fosa abierta al efecto, después a una segunda, cuando consideraban que la primera estaba llena, después a una tercera y por último a una cuarta. Tenemos motivos para creer que si bien con la primera y segunda fosa hubo algo de rigor en cuanto a las fechas a la hora de arrojar los cuerpos, no fue así con la tercera y la cuarta, aquí creo que imperaban los caprichos de los verdugos. Lo que si sabemos es que los cuerpos eran arrojados unos sobre otros y para evitar malos olores inmediatamente arrojaban sobre estos cal viva, con lo cual se aceleraba el proceso de desaparición del tejido orgánico.
Esta última valoración ha aconsejado siempre y es una máxima de AFECO, la no exhumación de los cuerpos, pensamos que sería harto difícil y costoso el reconocimiento de los cuerpos y ya nuestras familias optaron por dignificar las fosas: Con la llegada de los ayuntamientos democráticos se obtuvieron los permisos necesarios y con dinero de las propias familias que fueron convenciéndose unos a otros de la necesidad de ejecutar los trabajos, se lograron hacer tres sencillos pero dignos mausoleos, unificando las cuatro fosas en tres y esto se ha venido conservando desde mediados de los años 70, siempre insisto con los recursos económicos de la propia asociación, incluso antes de que esta existiese como tal.

Los que comenzaron con esto ya no están o son muy mayores, y por eso sido otros los que hemos tomamos el testigo, y se nos han abierto nuevas posibilidades; nos importaba y nos importa conservar los mausoleos que recuerdan su memoria, pero también hemos querido ponerles nombres, apellidos, identidades, sitúales en sus
pueblos, en sus familias en sus vidas…., y obtuvimos un permiso del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, para que nos facilitasen la entrada al juzgado Ocañense y poder revisar los libros de defunción. En honor a la verdad hay que decir que los libros se conservan completos, sus hojas están numeradas y aunque escritos con mala letra en muchos casos y mala calidad de la tinta, nos las hemos ingeniado para copiar una por una todas las actas de defunciones que provenían de la cárcel y lo hicimos de forma literal, y hay que destacar que fue un trabajo arduo, porque nosotros no somos historiadores, ni , expertos en consultar en los juzgados, pero más que arduo fue durísimo por los datos que averiguamos: fallecimientos de bebés, de ancianos, adolescentes, mujeres, hombres, en resumen, personas de toda edad y condición, y en muchos casos con causas de las muertes maquilladas, como la del anciano de casi 80 años que según el médico certificante muere por intoxicación etílica…..

Con todos estos datos, hemos descubierto que los fusilamientos comienzan en 1939, una vez terminada la guerra y concluyen en 1954; hemos tenido suma cautela antes de sacar a la luz estos datos, porque queríamos estar seguros de que pertenecían a presos POLITICOS, y a día de hoy podemos decir que son datos oficiales, no oficiosos, pero incompletos, y lo son porque las fosas se clausuraron en 1945, y aunque en menor cantidad los fusilamientos y muertes de la cárcel se produjeron hasta 1959. Tenemos la firme intención de continuar con nuestras averiguaciones.
Ya he dicho antes que él no querer exhumar ha sido y es lo que consideramos un acto de coherencia, por la forma en la que se producían los enterramientos sería muy difícil incluso llegar a localizar por el cotejo de ADN al 10% de los sepultados, esto siendo optimistas, y nos basamos en el número de asociados, y sería injusto permitir que los no identificados fueran a pasar a osarios y condenados al olvido, por lo que decidimos colocar sus nombres en las fosas, ha sido un proyecto acariciado durante de años que este año ha culminado felizmente. En la convocatoria de ayudas a las actividades relacionadas con la guerra civil y el franquismo, lanzada por el Ministerio de Presidencia cuando gobernaba el Partido Socialista, presentamos el proyecto, nos lo aprobaron, subvencionaron y hoy los enterrados en las fosas comunes de Ocaña no son muertos anónimos, se han colocado columnas de granito con las inscripciones de sus nombres y las fechas de sus asesinatos. Ni que decir tiene que supone una gran emotividad ver tanto nombre, tanta vida sesgada.